Situación e historia


SITUACIÓN

Nava del Rey se encuentra al Sur-Oeste de la provincia de Valladolid, muy cerca de los lí­mites de las provincias de Zamora, Salamanca y Avila. En la carretera c-612 (Riaza-Toro por Cuellar).

Se puede acceder a la población por las salidas que tiene la Autoví­a del Noroeste en Medina del Campo y en Rueda, o bien desde Tordesillas en la carretera de Portugal o desde Alaejos en la misma carretera.

HISTORIA

Iglesia desde la plaza

Vista de la Iglesia desde la plaza Mayor. Enrique García Polo 2012

Esbelta entre la uniforme e inmensa llanura de los campos castellanos, la gran torre es lo primero que llama la atención a cuantos se acercan a Nava del Rey, un bello municipio vallisoletano con título de ciudad desde hace más de un siglo.

Sí­mbolo de los 2.300 navarreses, la torre es vestigio del antiguo esplendor y testigo de la historia de este enclave, que celebra una insólita fiesta: «La Virgen de Los Pegotes» (Declarada de Interés Turístico Nacional desde Octubre de 2018) Desde tiempos pasados, las hogueras, las teas y antorchas iluminan la imagen de la Inmaculada Concepción en una emotiva procesión nocturna.

Virgen de Los Pegotes

Virgen de Los Pegotes

Los navarreses han mostrado siempre una ferviente devoción  a Nuestra Señora de la Concepción a la que reconocen como su patrona desde 1745. Ese año, en la festividad de la Inmaculada, el pueblo decidió bajar la imagen dos días antes de la fecha del 8 de diciembre desde la ermita del «Pico Zarcero», en las afueras del municipio, hasta la parroquia situada en el centro urbano.

Todo el mundo se congregó para acompañar a la Patrona, pero a causa de la lluvia, la procesión se retrasó hasta el anochecer. Entonces, el Ayuntamiento mandó encender «pegotes» (antorchas de pez y esparto) y hogueras a lo largo del recorrido. Gustó tanto el efecto de las luces que, días después, cuando hubo que subirla de vuelta a la ermita, los vecinos volvieron a encender grandes hogueras para acompañar a la imagen.

La tradición se sigue cumpliendo y todos los años el 30 de noviembre la Virgen es trasladada, en una genuina carroza del siglo XIX, desde la ermita hasta la iglesia entre la luz y el humo de las hogueras y el júbilo de los navarreses que estallan en ví­tores y piropos al paso de la Patrona. Tras un novenario en su honor, el dí­a 8 de diciembre es subida de nuevo a su ermita.

Esta es la fiesta más importante de La Nava por lo vistosa y diferente pero no es la única. Destacan también la pequeña romería del último domingo de mayo hacia el «Pico Zarcero» para visitar a la Virgen y las fiestas populares denominadas «Los Novillos», del 6 al 10 de septiembre. En estas fechas y dada la afición de los navarreses a los toros abundan los festejos de novillos y vaquillas. Y tiene especial relevancia el festival taurino nocturno del dí­a 8 de septiembre, en el que de una fuente mana sin cesar el célebre vino de La Nava (hoy Denominación de Origen Rueda) mientras las vacas embisten a quienes se acercan a beberlo.

Altar Mayor Iglesia de Los Santos Juanes

Altar Mayor Iglesia de Los Santos Juanes. Enrique García Polo 2017

En las fiestas de «Los Novillos», la campana «gorda» de la torre siempre ha tenido protagonismo. Anuncia la llegada de los toros en los encierros a caballo y avisa a los navarreses de cualquier contingencia, bien repicada por los expertos desde la pétrea atalaya.

Desde su construcción en 1702, la esbelta torre, conocida como la «Giralda de Castilla» por su similitud con la célebre construcción sevillana, ha sido testigo mudo de las celebraciones seculares de los navarreses. Y su estilo es tan sugestivo como el del templo al que pertenece: la Iglesia de los Santos Juanes.

Coincidiendo con su separación de Medina del Campo, en el siglo XVI, Nava del Rey decidió levantar esta iglesia parroquial. Se trata de un monumental templo de grandes muros de sillar, tres naves rectangulares y gran planta de salón, con elegantes formas renacentistas, que contiene un rico tesoro artí­stico.

Las esculturas del Retablo del Altar Mayor son de Gregorio Fernández y el grupo escultórico «Llanto sobre Cristo Muerto», anónimo fechado en 1510, tiene un gran valor. Igualmente son magní­ficos el Coro y la Sacristí­a Nueva, construida por Alberto de Churriguera en el siglo XVIII. En torno a la parroquia se extiende el municipio, que en la actualidad cuenta con algo más de 2.300 vecinos y es el undécimo pueblo de la provincia de Valladolid por número de habitantes. Pero tiene una renta per cápita superior a la media regional y nacional.

Sacristia Nava

Sacristía de Los Santos Juanes

Históricamente se desconoce quienes fueron los primeros pobladores de estas tierras de campos, vinos y pinares, pero ­ se sabe que fue un lugar destinado a la cacería real; de ahí su nombre. Situado en el extremo sur de la provincia de Valladolid, la llana comarca de Nava del Rey limita al Norte con Tordesillas y al Este con Medina del Campo, jurisdicción a la que perteneció hasta 1559.

La Princesa Juana de Castilla fue quien le otorgó el privilegio de su separación de Medina, merced a la debilidad que tenía por los productos de esta tierra, de los que gustaban aprovisionarse los Reyes Católicos para su Real Casa. En esa época, la villa de la Nava era la de más valía y mayor vecindario de la comarca.

Siempre fiel y leal a sus monarcas recibió de éstos muchos honores y gratitudes, siendo siempre objeto de su predilección. Las gentes de Nava del Rey se vieron «libres y exentas de hombres de armas» por Carlos V en reconocimiento a los servicios prestados por los navarreses a la Corona, y Felipe II concedió un blasón a la villa: Las armas y el escudo en el que están representados los reinos de Castilla y León. Y el monarca Alfonso XII le concedió el tí­tulo de ciudad el 7 de diciembre de 1877, «teniendo en consideración la importancia y desarrollo creciente de la villa de Nava del Rey», según consta en el Real Decreto.

Coro y órgano

Coro y órgano de la Iglesia. Enrique García Polo 2005

Predominantemente agrícola, el cultivo de cereales de secano es ahora la principal labor de la ciudad y a ella dedican su trabajo la mayoría de los hombres. Buena
parte de su producción sale al mercado a través de una cooperativa agrícola.

Pero aunque el cereal ocupa casi todo el paisaje agrario y el terreno de viñedo es minoritario, si por algo se ha conocido a La Nava a través de su historia, ha sido por su acreditada industria vinícola, por sus vinos blancos a los que Tirso de Molina denominó «Los monarcas de Castilla».

Las más prestigiosas bodegas, como Álvarez y Dí­ez S.A., acogida a la Denominación de Origen Rueda, continúan elaborando los más tradicionales vinos blancos de La Nava. De ellos destaca el «Verdejo» Mantel Blanco.

Otra próspera industria de la ciudad es la de los dulces. Unos 25 navarreses trabajan en la fábrica de pastas Villaseco S.A. que elabora los conocidos «Negritos» y «Nevaditos». La fábrica de quesos de oveja y la industria de la tonelerí­a son otras empresas que igualan a las anteriores en calidad y tradición.

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